martes, 4 de septiembre de 2018

Gracias y estas en mis oraciones o "el pan de la vergüenza"

Gracias, bendiciones y estas en mis oraciones, creo que estas palabras hacen más mal que bien...

¿¿¿¡¡¡QUE DICES!!!???, seguramente es la respuesta de la mayoría de las personas que tienen a bien leer estas palabras, pero permitanme explicar mejor esto.

Cuando tu realizas un bien a alguien de forma voluntaria o no, estas cediendo un poco de ti, de tu esencia, de tu tiempo, de tu energía o de tu dinero en complacer o ayudar a esta persona, llamemosle energía a esta ayuda para englobar estos conceptos y poder puntualizar en otros aspecto.

 Ya sea que le des una ayuda económica, le pagues la comida, le des un rai´ a su escuela, le compres un seguro o le des un servicio excepcional, tu le estas dando una parte de ti, en el caso de los servicios profesionales, esto deriva en una remuneración económica, pero en el caso de "favores" esos no tienen una compensación como tal, por lo tanto realizamos un descargo de deudas con un gracias o un bendito seas.

Pero en gran medida, este descargo es injusto, porque para compensar debidamente a la persona que te realizo una entrega desinteresada de su energía, tendríamos que realizar un favor en igual o mayor medida del que recibimos de la persona que nos los dio. En otras palabras, recibir algo de forma gratuita es muy cómodo, como dice el dicho ¿a quién le dan pan que llore? pero eso es una forma limitada de ver el asunto, si eres de las personas que reciben y nunca dan nada a cambio, tarde o temprano te convertirás en una carga o en un deudor, física o mentalmente y siempre te encontraras en un espacio de desigualdad con las demás personas, evitando así que te conviertas en su igual; y de esta manera también estas evitando que te conviertas en su amigo.

Las relaciones humanas están basadas siempre en la mutua conveniencia y en la compensación, si yo estoy con alguna persona, es porque esta persona aporta algo valioso a mi vida y porque compensa de alguna manera alguna carencia que tengo el alguna parte de mi, esto no lo digo de ninguna manera en forma despectiva, pero si me vinculo por ejemplo con mi esposa, es porque ella llena muchos huecos en mi alma, llamale amor, compañía, pasión, ideales, trascendencia o como tu quieras llamarle, todos somos herramientas para lograr nuestra mutua felicidad. Para lo cual siempre debemos compensar lo dado, de cualquier manera tenemos que hacerlo, de otra forma se genera una deuda involuntaria, que  ninguna "gracias" cubre.

Si tu das tu tiempo, esperas que estas persona te de por lo menos su tiempo; si tu escuchas, esperas ser escuchado, si te portas decente con alguien, esperas que por lo menos se porten decentes contigo.

En resumen, todos tratamos y damos a los demás esperando ser tratados y recibir de la misma manera. Lo malo es que cuando te haces la imagen de ser fuerte o de solucionador de problemas, la gente siempre te ve de esa manera y como ya mencione, creas una deuda.

Otro aspecto son las bendiciones u oraciones.

Las redes sociales están llenas de solicitudes de oración para tal o cuál causa, estas, en su mayoría están realizadas con buena intención, pero dispersan nuestra atención de los problemas reales y soluciones.

Siempre es más fácil dar un like o compartir una bendición, que pedirle su celular al doliente y depositarle unos veinte pesos en en oxxo para que tenga crédito, de la misma manera es más sencillo crear una campaña para apoyar a tal o cual causa, que pararse y realizar las acciones necesarias para cambiar una realidad.

Hay una figura dentro de cierta doctrina religiosa que a mi me gusta mucho e ilustra de manera complicada pero certera estas premisas, se llama "el pan de la vergüenza" y de esta manera es como yo lo entendí:

Llegas a casa de algún amigo, conocido o familiar, después de un largo camino y y este ser que te tiene afecto te ofrece de comer o de cenar, te lo ofrece de buena gana sin ninguna intención oculta sobre la acción, simplemente te está invitando a comer, tu lo tienes que rechazar de forma amable pero contundente, el amigo insiste que te sientes a comer porque se ve que estás cansado y hambriento y aunque esto sea verdad, tu lo tendrías que volver a rechazar; si tu amigo insiste tu tendrías que rechazarlo las veces que sea necesario, hasta que el comprenda que te esta poniendo en una situación que no quieres y te pida ya desde otro punto, que si le harías el favor de acompañarlo a su mesa a degustar una deliciosa cena, en ese momento que el hospedero cambia de discurso y en lugar de estarte haciendo un favor (con o que se generaría una deuda), tu estas haciéndole el favor de compartir una velada o cena, quedando la balanza en cero, el aporta los alimentos y tu aportas la compañía o tu presencia.

Suena maquiavelico y complejo, pero funciona en muchos niveles, con la pareja, con los amigos a los que siempre tienes que retribuir lo que te dan de buena gana, con la familia y los hermanos sobre todo, para no entrar en relaciones desequilibradas, con la gente que trabajas y en los negocios, ya que la retribución se nota de manera tangible.

Cuando un hijo comienza a tener vergüenza de recibir de los padres el sustento o la educación, viajes etc. y no retribuir de manera tangible, es cuando uno como padre puede comenzar a decir que el hijo ya maduro, porque comenzará de alguna manera a buscar su propio camino y sus propias retribuciones.

Así mismo como personas que cumplimos nuestras obligaciones, en todos los aspectos y que saltarnos cualquiera de ellas significaría vergüenza para nosotros o bueno por lo menos en nuestro fuero interno cuando sentimos eso creo que la gente nos comienza a ver como seres confiables y plenos.

Gracias por leerme, quedo en deuda, me podrán mandar cualquier texto largo y tengan la seguridad de qué les pagaré con la moneda de mi tiempo y atención, amor con amor se paga.

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