lunes, 31 de mayo de 2010

Casi 40¡¡

Ayer cumplí casi cuarenta años, en la biblia los lapsos de tiempo muy grandes les decían cuarenta, "Jesús estuvo en ayuno cuarenta días" "Moisés camino en el desierto cuarenta años" y no es específicamente que lo hiciera por esa cantidad de tiempo, si no más bien porque para ellos, cuarenta, significaba muchos, y debo decir que tenían razón.

En casi cuarenta años e recibido infinidad de bendiciones, me han realizado por lo menos treinta y nueve pasteles de cumpleaños, he amado mucho mucho pero mucho a las gentes que están a mi alrededor, he llorado bastante, pero para poner mis llantos en orden de importancia, primero han estado los llantos de felicidad, esos que no puedes evitar al ver una peli llegadora; porque abrazas a alguien con mucho amor o porque te llena de emoción darte cuenta de que en verdad eres feliz. Después están los llantos de coraje, de frustración, esos que en el mejor de los casos acabas diciendo "dioses, ya se divirtieron no? por favor, ya déjeme vivir sin tener que encontrar una enseñanza a cada paso, permitanme ser un bruto tranquilo, no tan estresado" y en último lugar están los que te ponen a pensar si estas viviendo como debieras, los drásticos y desgarradores que te ponen a cuestionar tu sistema de creencias, esos que te hacen pelearte abiertamente con tu creador.

He cambiado de objetos de adoración varias veces, como la mayoría de los mexicanos empecé adorando a Jesús y a la Virgen de Guadalupe, seres que en la actualidad están en mi espacio personal como buenos amigos y guias del pasado; pase por ángeles, estos son excelentes guías pero a menos que estés desesperado, son bastante indiferentes; pase por Jehová pero realmente no tengo la constancia ni la vocación de mártir para seguir sus enseñanzas, he adorado al Dios y a la Diosa universales, a la madre tierra, a los cuatro puntos cardinales, al sol y a la luna, a mi energía y a la energía universal, y creo que aunque me cuesta muchisimo trabajo decirlo, me estoy quedando solo, en la última pelea que tuve con mis "superiores" termine mal y solo, y desde ese momento, me dí cuenta de que las cosas empezaban a tomar su rumbo, no se a que se debió pero precisamente desde ese momento prefiero no decir ni "pio" y creo que las cosas funcionan mejor aunque mi interior se encuentre silencioso.

Ha habido momentos en mi vida llenos de magia, de señales, de presagios en todo lo que veo, de sueños premonitorios y visiones a media noche, pero creo que hoy me estoy tomando un "brake", espero que no sea permanente.

Saldo +: Positivo, expectante, buscando caminos, con confianza en el futuro, rodeado de amor.
Saldo -: Solo espiritualmente y con un desgaste propio de "casi 40 años"

lunes, 17 de mayo de 2010

Rambo vs. Hera

¿Es distinta la energía masculina y la femenina? Seguramente si.

Básicamente tenemos un entendimiento, de la energía masculina como una energía de acción, los mayores energetizados de esta forma podría ser “Rambo”, “Termineitor”, Alejandro Magno, Napoleón etc. Y tantos otros próceres de la historia o deportes, que la demuestran a lo largo de su vida.


La energía masculina tiene mucho que ver con la acción, la destrucción y la creación, el cambio, lo nuevo, los placeres y los avances, la mente en plena conciencia, la avaricia y la lujuria, los juegos y el azar, la absorción de nuestros sentidos hasta el grado de estupidez, ¡¡en un balón!! Que no tiene absolutamente nada con la realidad, de hecho, no existe una razón válida para querer patear un balón de una lado a otro de la cancha, aparte de la de alimentar nuestros egos y demostrar nuestra superioridad sobre de la de nuestros adversarios, no existe. Son momentos irreales, bueno esa es la idea básica que yo tengo sobre la energía masculina.


En todo caso la energía femenina tendría que ser la de la pasividad, la calma, el amor incondicional sir requerir pago, desinteresada como ella sola, pero a la vez mandona, felina, controladora y absorbente, el sueño de una vida perfecta, la des-animalización de nuestros actos, la mente sobre la materia, es el ocho del tarot, la Diana apuntando perfectamente su flecha, no hacia cualquier blanco, si no hacia el indicado; no hay muchas flechas ni mucha fuerza en sus brazos para mandarlo, por lo tanto, sus metas y blancos tienen que ser certeros; los blancos de sus amores a la vez tienen que ser totales y entregados, no hay forma de desperdiciar energía ni segundas oportunidades, no hay forma de fallar como en la energía masculina, que puede darse el lujo de desperdiciarse pateando un balón, o volteando a ver a otras mujeres, cuando en la casa tenemos al amor de nuestra vida, por esa razón no entienden nuestra sin-razón de búsqueda constante de lo ajeno, por eso el dios de los cristianos tuvo que poner una cláusula específica dentro de sus escrituras para poder controlar de alguna manera los impulsos masculinos, su energía, su fuerza que se desborda hasta el desperdicio de tiempo, fuerza, vida, que sale desbordada en un momento de descuido, fecundidad, abundancia de energía que no sólo está limitada por los objetos meramente heterosexuales, si no que tiñe hacia otros ámbitos, al final el hombre siempre será un hombre, independientemente de los objetos destinos de su erogenización.


También por eso el hombre destruye muchas veces la personalidad de los hijos, lo hace básicamente porque a el han destruido muchas veces su personalidad, y quiere que los hijos salgan de alguna manera curtidos, en eso de la reconstrucción de sí mismos. Y la madre los reconstruye infinidad de veces, como para darles esperanza e instrucción a los pequeños de que siempre hay algo más, que por más cruel que sea el destino, siempre existe la energía femenina que nos permite reconstruirnos de la nada. La energía sanadora de nuestras ancestras, la energía formadora de nuestras abuelas y madres, la energía alquímica de las cocinas en las que se formaron los ingredientes primordiales de nuestra mente, músculos y sentimientos, en donde se formaron nuestras fuerzas y gustos, creación pura, sin la opción de destruir lo construido, sin opción al error en fin Energía femenina, ni más ni menos pura o importante, simplemente diferente.